viernes, 15 de mayo de 2009

Leer y releer Foucault es una verdadera Experiencia.

Vinculado a la actualidad política, y a la ultraderecha maquillada de civismo, este pasaje siempre me pareció más que rico para reflexionar un poco sobre el discurso sobre el presente y cómo se proyecta a futuro, según los ideales subyacentes. ¿Qué es el mapa de la inseguridad? ¿Qué son las pandemias? Mejor dicho, ¿con qué discursos nos desayunamos, viajamos en colectivo, trabajamos, etc.? La vida cotidiana es la puesta en juego de una posibilidad determinada por modelos sociopolíticos históricos, con la singularidad de subjetividades con mayor o menor permeabilidad de los discursos hegemónicos, pero siempre de los discursos de una época. Bueno, basta de palabrerío, le doy la palabra a Michel (que es "miyél")...

"En primer lugar, una estricta división espacial: cierre, naturalmente, de la ciudad y del "terruño", prohibición de salir de la zona bajo pena de la vida, sacrificio de todos los animales errantes; división de la ciudad en secciones distintas en las que se establece el poder de un intendente. Cada calle queda bajo la autoridad de un síndico, que la vigila; si la abandonara, sería castigado con la muerte. El día designado, se ordena a cada cual que se encierre en su casa, con la prohibición de salir de ella so pena de la vida. El síndico cierra en persona, por el exterior, la puerta de cada casa, y se lleva la llave, que entrega al intendente de sección; éste la conserva hasta el término de la cuarentena. Cada familia habrá hecho sus provisiones; pero por lo que respecta al vino y al pan, se habrá dispuesto entre la calle y el interior de las casas unos pequeños canales de madera, por los cuales se hace llegar a cada cual su ración, sin que haya comunicación entre los proveedores y los habitantes; en cuanto a la carne, el pescado y las hierbas, se utilizan poleas y cestas. Cuando es preciso en absoluto salir de las casas, se hace por turno, y evitando todo encuentro. No circulan por las calles más que los intendentes, los síndicos, los soldados de la guardia, y también entre las casas infectadas, de un cadáver a otro, los "cuervos", que es indiferente abandonar a la muerte. Son éstos "gentes de poca monta, que tras¬portan a los enfermos, entierran a los muertos, limpian y hacen muchos oficios viles y abyectos". Espacio recortado, inmóvil, petrificado. Cada cual está pegado a su puesto. Y si se mueve, le va en ello la vida, contagio o castigo."

Foucault, M.: "El panoptismo", en Vigilar y Castigar, Siglo XXI Editores, Buenos Aires 2006.